Hace dos semanas que presentamos en sociedad mi primera publicación “Golf Directivo: Lecciones de golf para crecer y desarrollarte como líder” y desde entonces todo han sido buenas noticias, ya que las primeras críticas están siendo muy buenas y a la gente le está gustando bastante (que para eso escribimos). En su presentación el pasado 29 de Abril, compartí con los asistentes algunos paralelismos del mundo del golf con la función directiva, reflexiones que me hacen pensar que son dos mundos mucho más similares de lo que pensaba a priori y que pueden nutrirse y enriquecerse mutuamente:

– “El Golf y la función directiva son como un viaje donde nos vamos encontrando con desafíos y situaciones complejas que debemos resolver con inmediatez”. Si algo caracteriza la función directiva, es porque, casi no tenemos tiempo para pensar y decidir sobre aspectos que pueden tener una gran importancia. Debemos de encontrar el equilibrio justo entre la reflexión, búsqueda de alternativas y la acción.

“En ambos somos totalmente responsables de nuestro destino”. Aunque estemos rodeados de personas, al final tanto en el campo de golf como en la empresa, las decisiones dependen de uno mismo y de ellas dependen nuestro éxito o nuestro fracaso. Que seamos responsables de todo lo que nos pasa se convertirá en uno de los aspectos claves para poder modificar o cambiar aquello que no nos guste.

“Una vez alcanzado cierto nivel técnico, más que la fuerza o la destreza, interviene la mente”. Es cierto, una vez hemos alcanzado un nivel técnico adecuado, la diferencia entre resolver ciertas situaciones o no, radica en los aspectos mentales: control de la presión, estados de ánimo, expectativas de éxito, etc.

“Ninguno de los dos tiene un punto final, un límite. Cuando consigues tu objetivo te das cuenta que se puede sobrepasar”. En ambos contextos nos movemos por estimaciones, sin conocer a ciencia cierta dónde está nuestro límite. El cual, nos lo solemos colocar nosotros y nos condicionará más adelante. Gestionando a personas o dirigiendo una unidad de negocio, no existe el final, nunca puedes decir que ya tienes suficientemente motivado a tu equipo o que ya no se puede vender más de este producto o servicio.

“Ambos te exigen dar cada día lo mejor, te conecta con tu humildad, un día lo haces todo perfecto y mañana puedes fallar en las mismas condiciones”. Un día le ofreces ciertos estímulos a un colaborador para influir sobre su motivación y lo consigues, y a los 15 días lo intentas con otro y no responde, hasta incluso con la misma persona pasado un mes y puede que no surta el mismo efecto. Además cuando piensas que lo sabes todo y que nunca fallas en ciertas situaciones, puedes caer en la relajación y errar.

– “En ninguno hay éxito sin un compromiso real con los objetivos, cobra mucha importancia la responsabilidad individual” Es muy difícil conseguir cosas, tanto en un entorno deportivo como empresarial, sin que exista un fuerte vinculo entre tus objetivos y tu implicación y motivación  para lograrlos. Además, siempre llega un momento en el que por muy bueno que sea el equipo que te rodee, sin tu fuerza y tu energía no se consigue nada.